
Ella era una chica
fría, borde y algo despiadada y él era alegre,
simpático y un poco soñador.
Ella no
quería saber nada de la vida, él
quería despertarla de su inocencia y llevarla a vivir
fantasías.
Ella usaba paginas de su diario para escribir: el amor apesta, él
recogía esas hojas y las guardaba.
Ella no
sentía pena por nadie, él
sentía pena de esa persona tan insensible, de ella.
Eran dos personas
completamentes distintas, no
había nada parecido en ellos, no
habían pensamientos
mutuos y muchos menos sentimientos, pero había algo...
química.El tiempo iba pasando y la coraza de ella se iba rompiendo, a medida que se
rompía él la iba penetrando hasta llegar a lo más profundo de su
corazón, a la parte izquierda, en el piso menos 1000 al fondo a la derecha.
Pronto, ella empezó a sentir insectos en su estomago,
sensacion que, como era de esperarse odiaba hasta que al final se resigno y dejo que esos insectos invadieran todo su cuerpo.
Había pasado el tiempo, segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años...
Ella había cambiado
completamente, era alegre, amable, cariñosa, había despertado de su inocencia y vivido miles de
fantasías,
sentía pena de todo el mundo y las hojas de su diario estaban escritas de lo mucho que estaba enamorada.
El momento de pasar de lo
químico a lo físico había llegado, ella estaba tan nerviosa, se
podía ver como temblaba, por el contrario el estaba relajado, bastante tranquilo para la importancia de la
situación.
Su primera "cita", su primer "tiempo juntos" fue maravilloso, ella no paraba de
sonreír, todas sus
fantasías se
habían convertido en realidad y él estaba feliz.
Finalmente llego ese momento, el momento que ella tanto
temía solo tenias que mirarla y darte cuenta de lo nerviosa que estaba.
Dio un paso al frente dispuesta a dejar salir todos sus impulsos y confesar sus sentimientos que
habían estado dormidos en la parte izquierda, en el piso menos 1000 al fondo a la derecha.
Pero justo en el momento que sus labios fueron a decir la primera palabras un dedo la paro.
Era su dedo, el dedo de esa persona que tanto
quería, que tanto amaba.
Él quito su dedo
cuidadosamente y se acercó a ella, era el beso perfecto... el beso más esperado.
Entonces los labios de el se despegaron para...
Para decir una frase, que sonaba inofensiva pero que, después, cuando fue acaba
sonó tan hostil.
-Este tiempo junto ha sido maravilloso, me lo he pasado muy bien pero tengo que advertirte una cosa...
No te enamores ¿vale?Demasiado tarde...